El 69% de los pacientes crónicos sufrió la cancelación de las consultas que tenía programadas antes de la crisis de la Covid-19

03 Julio

COVID19

  • El 31% de los encuestados no sufrió la cancelación de consultas, pero de este porcentaje, el 66,5% las ha visto aplazadas
  • Así lo reflejan los datos extraídos del “Estudio del impacto de la Covid-19 en las personas con enfermedad crónica” realizado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP)
  • El 41,4% de los pacientes vio suspendida o aplazada su rehabilitación durante el estado de alarma, con las consiguientes consecuencias en su estado de salud
  • La preocupación por su estado de salud ha aumentado de un 20% antes de la pandemia hasta un 48% durante el estado de alarma

 

El 69% de los pacientes crónicos sufrió la cancelación de las consultas que tenía programadas antes de la crisis de la Covid-19, según datos recogidos en el Estudio del impacto de la Covid-19 en las personas con enfermedad crónica. El informe, presentado hoy durante un encuentro online, ha sido realizado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP). “Queríamos conocer cuál había sido el impacto que se había producido en las personas con una enfermedad previa debido al estado de alarma”, ha señalado la presidenta de la POP, Carina Escobar. “Sabemos que parte del empeoramiento que han sufrido las personas con enfermedades crónicas ha sido provocado por la paralización de la asistencia sanitaria, la falta de adherencia por falta de información, la ausencia de terapias de rehabilitación y el propio miedo a salir a la calle”. “Todo esto ha debilitado a la sociedad en general, pero a las personas frágiles aún más”, ha asegurado la presidenta de la plataforma.

Durante la presentación del informe, Carina Escobar, añadía que “estos datos ponen de relevancia que el sistema no ha sido capaz de mantener la atención a las personas con una patología previa, con la consiguiente sobrecarga que esto va a generar en los próximos meses, además del impacto que tendrá en la salud de las personas por el retraso en los diagnósticos, los ajustes en la medicación, etc.”

María Gálvez, directora de la entidad destacó, que además de la cancelación de consultas, pruebas e intervenciones, “el 41,4% de las personas encuestadas sufrió la suspensión o aplazamiento de su rehabilitación, con las consiguientes consecuencias en su estado de salud”.

Por otro lado, ha indicado que “el 80% de las personas que participaron en el estudio, se encontró con dificultades para poder conseguir la medicación durante el estado de alarma, por diferentes motivos. Sólo uno de cada tres participantes pudo comunicarse con el profesional sanitario de manera telemática (teléfono, correo electrónico, etc.) y el miedo al contagio en los hospitales y centros de salud llevó al 22% de los pacientes a intentar aguantar todo lo que pudo para no acudir a los centros sanitarios”, ha asegurado la directora de la POP.

Según el informe, en el que se ha incluido la perspectiva de género, la percepción del estado de salud cuenta con notables diferencias entre ambos sexos, “tres de cada cuatro mujeres indican que su salud ha empeorado debido a la situación vivida, frente a uno de cada cinco hombres”. En este sentido, ha explicado María Gálvez, “debemos tener en cuenta que 3 de 4 de los pacientes que han vivido la pandemia en soledad son mujeres, lo que también tiene un gran impacto en su salud”.

La directora de la Plataforma, ha continuado haciendo hincapié en la falta de información destinada a los pacientes crónicos “solo uno de cada tres participantes en el estudio recibió información específica sobre las medidas de prevención que debería adoptar concretamente para su enfermedad o síntomas crónicos, algo que desde la POP venimos demandando desde el inicio de la crisis”.

Los datos del estudio revelan que el impacto de la pandemia en la situación de los pacientes crónicos ha ido más allá de lo sanitario. “El 34,1% afirma que la situación le ha provocado un cambio negativo en su situación laboral, con el consecuente impacto económico, especialmente en las mujeres”, indicó la directora de la POP. “De los pacientes encuestados que siguieron activos laboralmente durante el estado de alarma, el 36,4% se vio obligado a seguir acudiendo a su puesto de trabajo pese a ser población de riesgo. Y tres de cada cuatro eran mujeres”, ha señalado Gálvez.

Estado emocional de los pacientes

Como consecuencia del confinamiento, la incertidumbre y la situación que viven las personas con enfermedad, se incrementaron los sentimientos negativos en 40 puntos porcentuales. “El 40,6% de los pacientes consultados sintió la necesidad de tener acompañamiento psicológico durante el estado de alarma, pero solo el 3,4% indicó que recibió este servicio de acompañamiento”, aseguró María Gálvez.

En esta crisis, los cuidadores de los pacientes también se han encontrado desprotegidos: “Las cuidadoras informales que ya hacían una gran labor, no han tenido medios para protegerse, ni test y algunas convivían con la Covid-19”. Por ello, “debemos potenciar el apoyo al cuidador, cuidar a los que nos cuidan”, ha señalado la presidenta de la POP.

Propuestas a futuro

  1. La construcción de un sistema proactivo que sea capaz de segmentar a los más vulnerables teniendo en cuenta los factores de riesgo. Debemos ser conscientes de la importancia de priorizar a las personas que más lo necesitan y que en muchos casos son las que menos solicitan ayuda.
  2. Potenciar la comunicación entre las organizaciones de pacientes, la administración y el resto de agentes sanitarios. No contar con la participación de los pacientes a la hora de elaborar mensajes dirigidos a la población de riesgo es un error.
  3. Deben garantizarse los tratamientos a los pacientes evitando que, por falta de información, caducidad de la receta, etc., haya problemas de adherencia. La dispensación a domicilio ha resultado muy beneficiosa para muchos pacientes y debemos establecer criterios que nos permitan poder seguir manteniendo este servicio.
  4. Potenciar y dotar un modelo de atención primaria y comunitaria que dé respuesta a las necesidades complejas de las personas con enfermedades crónicas, desde la cercanía de lo local y el compromiso de la comunidad, poniendo en marcha redes de apoyo vecinales trabajando de manera coordinada con atención primaria.
  5. Potenciar la teleconsulta como modelo de atención permanente, siempre que sea posible y sin que ésta suponga la eliminación de la consulta presencial.
  6. Regular e impulsar el teletrabajo para las personas con enfermedad crónica. Cuando no sea posible se debe tener en cuenta a las personas de riesgo y establecer un entorno seguro.
  7. Potenciar la atención a la salud mental, también ligada a la enfermedad y la soledad. Ha sido una de las demandas más contundentes por parte tanto de los pacientes como de sus familias.
  8.  Concretar programas de apoyo al cuidador.
  9. Garantizar las medidas de protección tanto a sanitarios como a pacientes para que se pueda mantener la asistencia sanitaria y sociosanitaria en este escenario de convivencia con el virus. Además de un plan de vacunación que priorice a las personas de riesgo.
  10. Lanzar campañas de concienciación apelando a la solidaridad sobre cómo podemos proteger nuestra salud a la vez que protegemos las de los demás, especialmente a los más vulnerables.

Leer y/o descargar el informe aquí.